La
manera más fácil de obtener energía eléctrica es la utilización de un
combustible o de un carburante en un motor térmico que acciona un generador.
Son muy conocidos los llamados grupos electrógenos, de reducido volumen,
relativamente poco onerosos y muy utilizados en las obras públicas o
dondequiera que no exista la corriente eléctrica normal.
Funcionamiento
Una
central térmica consta esencialmente de calderas y turbinas de vapor que
accionan unos alternadores. La combustión de carbón, gas o aceites
pesados produce calor que forma vapor de agua en la caldera y la expansión de
éste último, a más de 500 ºC, provoca la rotación de la turbina y la del
generador eléctrico que lleva acoplado.
Se instalan
generalmente varios grupos turboalternadores, cuya alimentación en combustible
requiere una serie de instalaciones auxiliares. Las centrales térmicas suelen
construirse cerca de las minas de carbón para evitar el transporte del
combustible. El rendimiento de las mas modernas aumenta con el aprovechamiento,
mediante un condensador, de parte del vapor producido para precalentar el agua
que alimenta la caldera. Esta refrigeración del vapor exige el empleo de
grandes cantidades de agua, procedentes casi siempre de un río vecino, o la
construcción de torres de refrigeración.
Las
centrales térmicas ofrecen la ventaja de
adaptarse perfectamente a las variaciones de la demanda, lo cual no es el caso
en las hidráulicas, y pueden construirse cerca de las zonas de consumo,
disminuyendo así los de la tecnología, éstas, a causa del precio cada día mas
elevado de los combustibles serán probablemente sustituidas en un futuro mas o
menos próximo por otras similares de carácter nuclear.
(Véase Centrales Nucleares)
Referencias:
-Enciclopedia metódica Larousse