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Caldera (Taffoni)

(Taffoni de Caldera)
Curiosamente, los taffoni de Caldera, en el desierto costero de Chile, no figuran en ninguna guía turística. Sin embargo, constituyen una de las particularidades morfológicas más notables de la costa del Pacífico.
A 15 km Al norte de Caldera, por la carretera panamericana que, hasta Chañaral, sigue las terrazas de abrasión marina que orlan los grandes acantilados de la cordillera costera, el viajero descubre de pronto una zona rocosa abundante y fantástica. La roca, una diorita cuarcífera, aparece taladrada por enormes cavernas naturales, de varios metros de altura y de dos a tres de profundidad, con formas extrañas y redondeadas. Sus aleros y marquesinas caen en volutas irregulares, y las paredes exteriores están consteladas de nichos, cavidades y alveolos cubiertos de un caparazón ferruginoso que suena al martillo como un yunque y los protege de la corrosión. En el interior de las principales cavidades, la roca es vaciada por una verdadera alteración química “subcutánea”. Las dioritas corroídas se separan en placas cuyas escamas alfombran el suelo al pie de los cactos. Las cuevas de variadas formas y dimensiones, agujerean tanto bloques dispersos, como el propio acantilado. Algunas son enormes, con silueta de amenazadores monstruos.

En Córcega llaman a esas cavidades taffoni, palabra que designa simplemente un agujero o hueco. El término ha pasado al lenguaje geográfico, pero los taffoni corzos no tienen las dimensiones de los chilenos. Las nieblas costeras, debidas a la corriente fría de Humboldt, y la fuerte insolación de las latitudes subtropicales crean condiciones ideales para la aparición de tales formas fantásticas, cuyo único equivalente se encuentra en el desierto costero del Namib africano.
América, Chile
27º 4´S., 70º 50´O.


Referencias:
-Gran Diccionario de bellezas naturales